¡Volteen las armas contra sus gobernantes!
Lo siguiente fue publicado como suplemento de Spartacist (27 de febrero de 2022).
La invasión rusa de Ucrania fue provocada por décadas de expansión, liderada por EE.UU., de la OTAN y la Unión Europea. Después de haber maquinado la contrarrevolución capitalista que destruyó a la URSS, las potencias imperialistas se han expandido hacia el este, hasta las fronteras mismas de Rusia, trayendo consigo rapiña, conflictos étnicos y humillación. Los imperialistas occidentales ahora expresan su furia contra la “guerra de agresión” de Rusia y su violación de la soberanía de Ucrania. A estos bandidos que saquean a los obreros del mundo no les podrían importar menos los derechos nacionales de Ucrania. Por lo que realmente están furiosos es porque Rusia está desafiando su derecho exclusivo para saquear Europa Oriental, así como la hegemonía de EE.UU. en la región. El ciclo interminable de crisis y guerras debe eliminarse desde la raíz, a través de revoluciones socialistas en los centros imperialistas. ¡Por la revolución obrera en EE.UU.! ¡Por los estados unidos soviéticos de Europa, reunidos sobre una base voluntaria!
Sólo hay una salida progresista a la guerra entre Ucrania y Rusia: convertir esta guerra entre dos clases capitalistas en guerras civiles donde los obreros derroquen a ambas clases capitalistas. Hacemos el llamado a los soldados y los obreros de Ucrania y Rusia: ¡Fraternicen! ¡Volteen las armas contra sus explotadores!
Esta guerra se trata fundamentalmente de bajo qué esfera de influencia se encuentra Ucrania, y la victoria de las fuerzas armadas rusas o ucranianas sólo traerá más opresión. El gobierno ucraniano está luchando, no para liberar Ucrania, sino para esclavizarla todavía más a las potencias imperialistas de la OTAN y la UE, a las cuales ha estado atada desde el golpe de estado de 2014, respaldado por EE.UU. Su victoria también aumentaría la opresión de la minoría rusa en Ucrania. Por otro lado, la invasión rusa de Ucrania sólo busca remplazar la bota imperialista con un látigo ruso. La lucha nacional legítima por el autogobierno en Donetsk y Luhansk ahora est á enganchada a los objetivos de guerra reaccionarios más amplios de Rusia. La revolución en Ucrania y Rusia resolvería la cuestión nacional, acabaría con los oligarcas e inspiraría a los obreros internacionalmente a levantarse contra sus propios explotadores.
Un desenlace revolucionario para la guerra actual es necesario y posible. En 1917, los trabajadores rusos y ucranianos también estaban siendo usados como carne de cañón por sus gobernantes. Pusieron fin a ese estado de cosas disparándole a sus oficiales y sumándose a los obreros insurgentes bajo la dirección de los bolcheviques, para barrer con sus explotadores comunes, los capitalistas y los terratenientes, en la más grandiosa revolución del mundo. ¡Por nuevas revoluciones de Octubre en Rusia y Ucrania!
El mundo capitalista ya ha sido devastado por dos años de crisis desencadenada por la pandemia. Confinamientos, desempleo, aceleración del ritmo de trabajo, inflación y sistemas de salud en ruinas son la realidad para los obreros alrededor del mundo. La guerra actual sólo puede acelerar la destrucción de los estándares de vida de los obreros y agudizar los antagonismos de clase. La tarea de los revolucionarios es transformar la cruda ira que se acumula al fondo de las sociedades capitalistas en la única solución a la guerra, la miseria y la explotación: el establecimiento del poder obrero internacional.
La pandemia expuso claramente la total bancarrota de los dirigentes actuales del movimiento obrero. Mientras la clase obrera estaba siendo golpeada tanto por un virus como por los ataques capitalistas, estos traidores de clase (socialdemócratas, estalinistas y burócratas sindicales) estaban completamente del lado de los patrones, exigiendo más confinamientos y más sacrificios. Ahora, estos mismos falsos dirigentes, particularmente en los centros imperialistas, están llevando a los obreros a apoyar la causa de EE.UU. y sus aliados, prometiendo lealtad imperecedera a la OTAN y la UE y exigiendo que se sancione a Rusia hasta la inanición. ¡Basta de traiciones! ¡Los obreros deben oponerse a las sanciones y la ayuda militar a Ucrania! Para luchar contra las depredaciones imperialistas en el extranjero y los ataques contra los estándares de vida en casa, la clase obrera debe romper con su dirección actual. Necesita una nueva dirección revolucionaria para cumplir con su papel histórico-mundial como el sepulturero del capitalismo. ¡Reforjar la IV Internacional!
Lacayos “socialistas” del imperialismo
La precondición para construir una oposición revolucionaria genuina al imperialismo y la guerra es luchar sin piedad contra los seudotrotskistas, estalinistas y maoístas que usan consignas pacifistas y “antiimperialistas” para ocultar su sumisión absoluta a sus propios amos imperialistas y burguesías nacionales. Justo como los oportunistas contra los que advirtió Lenin durante la Primera Guerra Mundial: “Se despoja al marxismo, mediante sofismas evidentes, de su espíritu vivo y revolucionario, se admite del marxismo todo menos los medios revolucionarios de lucha y la prédica y preparación de los mismos, la educación de las masas en este sentido” (El socialismo y la guerra [1915]). He aquí los engaños principales que empujan los oportunistas de hoy:
- “No a la guerra en Ucrania”. Esta consigna, corriente en la izquierda, es una estafa pacifista, que engaña al pueblo con que podría haber una resolución justa a la guerra sin una lucha revolucionaria. Ningún cese al fuego o acuerdo de paz entre los ladrones capitalistas solucionará las causas de la guerra. Todo acuerdo de ese tipo necesariamente estará dirigido contra los obreros en Rusia y Ucrania y preparará el terreno para el siguiente conflicto sangriento. Todo el que quiera una paz duradera y democrática debe luchar por transformar la guerra capitalista actual en guerras civiles contra las burguesías rusa y ucraniana, y por extender la revolución a los países imperialistas.
- “Tropas rusas fuera de Ucrania” (levantada, por ejemplo, por el Comité por una Internacional de los Trabajadores). Ésta es la consigna de la OTAN y sólo puede significar la victoria para el gobierno ucraniano. Quienes levantan esta consigna en EE.UU., Gran Bretaña, Francia o Alemania están llamando, no por la libertad de los obreros ucranianos, sino por la libertad para que sus propios gobernantes imperialistas saqueen Ucrania.
- “¡Abajo la OTAN!”. Ésta es una consigna necesaria, pero levantarla sin oponerse al apéndice económico de la OTAN, la UE, sólo crea ilusiones en la posibilidad de un imperialismo sin militarismo. Es el saqueo económico “pacífico” por el capital financiero el que prepara el terreno para la guerra. La UE y el euro son herramientas para este saqueo. No es más que socialchovinismo craso presentar a la UE, dirigida por Alemania y Francia, como benigna y separada de la “militarista” OTAN, dirigida por EE.UU. Lutte Ouvrière, por ejemplo, denuncia a la OTAN mientras se lamenta porque a Ucrania le negaron la membresía en la UE y “las pocas ventajas que pudo haber ganado con ello” (22 de febrero). ¡Esto es una grotesca capitulación al imperialismo francés! Pregunten a los obreros de Europa: la UE no trae nada más que la asfixia económica y la subyugación nacional.
- “Contra el imperialismo ruso” (la posición del Partido Marxista-Leninista de Alemania, entre muchos otros). Fanfarronear contra el “imperialismo ruso” sirve para cubrir los crímenes de sus amos imperialistas, engañando a los obreros sobre quién es realmente el enemigo principal. El mundo es dominado desde los centros del capital financiero en Nueva York, Fráncfort, París, Londres y Tokio, no desde Moscú. Aunque es bastante reaccionaria, la clase dominante rusa no es imperialista. Oprime a su propia clase obrera y es una potencia regional. En contraste, los imperialistas chupan la sangre de los obreros del planeta entero.
- “No a la guerra imperialista en Ucrania” (Partido Comunista de Grecia y compañía). Basura pacifista con un giro “antiimperialista” añadido. Presentar la guerra como imperialista es arrojar arena a los ojos de los obreros. Si la OTAN o cualquier potencia imperialista entrara directamente a esta guerra, sería obligatorio para todo revolucionario tomar lado militar con Rusia por la derrota de los imperialistas, que son el baluarte principal de la reacción capitalista al nivel internacional. Ésa es precisamente la tarea que rechazan quienes agitan sobre el “imperialismo ruso”.
- “¿Deberían los obreros tomar lado con Rusia?”. Algunos en la izquierda creen que, dado que Rusia está desafiando a los imperialistas, habría que apoyarla en esta guerra. Ésa es una capitulación al chovinismo granruso. Rusia no está en guerra con los imperialistas, sino con el gobierno ucraniano. La estrategia proletaria para luchar en Ucrania y Rusia contra el imperialismo radica en la lucha revolucionaria común de los obreros ucranianos y rusos, no en apoyar los designios del Kremlin. La subyugación de la nación ucraniana a Rusia inflamaría todavía más los antagonismos nacionales, erigiendo un obstáculo tremendo a esta perspectiva.
Todos los seudomarxistas aullaron indignados cuando el chovinista granruso Putin denunció la política revolucionaria de Lenin contra la opresión nacional. Fue muy noble de su parte. Pero defender realmente a Lenin en la guerra actual significa exponer a los traidores socialchovinistas que, mientras usan retórica “socialista”, son de hecho lacayos de los imperialistas. En este respecto, Lenin puede defenderse por sí mismo: