Editorial
El Grupo Espartaquista de México (GEM), sección de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista), lanza su nueva publicación, El Antiimperialista, como órgano de combate en el forjamiento de una dirección trotskista para la lucha por la emancipación nacional y social de los obreros y los campesinos mexicanos. El Antiimperialista remplaza nuestro antiguo periódico, Espartaco, y representa una ruptura decisiva con su política.
A mediados de abril se llevó a cabo la IX Conferencia Nacional del GEM. Esta conferencia, cuyas mociones centrales publicamos en este número, es la más reciente de una serie de batallas que la LCI ha librado en los últimos años para su rearme político. Algunos de los elementos programáticos de esta reorientación están codificados en Spartacist No. 41 (octubre de 2022) y en Workers Vanguard No. 1177 (17 de marzo). Detrás de ellos se encuentra el entendimiento de que nuestra tarea es ofrecer ahora una respuesta revolucionaria a las sentidas necesidades y problemas de la clase obrera mediante el combate a sus direcciones actuales, exponiendo cómo éstas son el principal obstáculo para avanzar los intereses del proletariado. En México, esto significa forjar una dirección comunista de la lucha por la liberación nacional frente al imperialismo en contraposición a los populistas burgueses.
La lucha en la sección mexicana tuvo un punto de inflexión en enero con la visita de una delegación del Comité Ejecutivo Internacional. La dirección del GEM había colapsado desde 2019 en un contexto de ilusiones masivas en el gobierno de López Obrador. La desorientación y la incapacidad para ofrecer una respuesta revolucionaria contra AMLO tenían su raíz en el programa fundacional de la sección, el cual era una capitulación al imperialismo estadounidense. La línea impuesta desde fuera a la sección fue que canalizar la lucha de la clase obrera y los oprimidos contra el imperialismo de EE.UU. constituía una capitulación a la burguesía nacional. Esta posición es un repudio de la revolución permanente y no pudo haber sido más dañina. Los trotskistas sólo romperán la camisa de fuerza del populismo si toman las riendas de la lucha contra el imperialismo, exponiendo a cada paso el papel embustero y traidor de la burguesía mexicana. Con un esfuerzo mínimo, la delegación ganó a la sección a esta posición.
Sin embargo, una lucha de varios meses fue necesaria para repudiar tajantemente el programa de Espartaco y aplicar y desarrollar el marxismo revolucionario para México. Para llevarlo a cabo, se tuvo que luchar contra las oscilaciones en la sección entre los dos polos en que se divide la izquierda mexicana: los que implican que todo lo que hace la burguesía nacional es cien por ciento reaccionario (lo cual es un abandono de la lucha por la emancipación nacional) y los que implican que la burguesía nacional es progresista (lo cual es un rechazo de la lucha por la independencia de clase). Ambas posiciones capitulan al imperialismo y a los populistas, y son incapaces de ofrecer una vía hacia delante a las masas en lucha por su liberación. En contraposición, el programa adoptado por nuestra conferencia pone por delante la necesidad de una dirección revolucionaria de la lucha por la emancipación nacional. Esto está encarnado en el nombre de nuestro nuevo periódico.
La conferencia fue una victoria. Las mociones aprobadas establecen los elementos programáticos seminales para la refundación de la sección. Su significado histórico no podría ser mayor; por primera vez desde la muerte del mismo Trotsky en agosto de 1940, se sientan las bases políticas para la construcción de un partido revolucionario en México, estableciendo así una continuidad con la IV Internacional y los cuatro primeros congresos de la Internacional Comunista. La conferencia también eligió una dirección comprometida con esta nueva perspectiva en México y el rearme de la internacional. Lanzamos pues con orgullo el primer número de El Antiimperialista, con el propósito de cohesionar alrededor de este programa a un núcleo de cuadros dedicados a luchar por la emancipación nacional y la revolución socialista. ¡Reforjar la IV Internacional!